DECLARACIÓN BUDDHISTA SOBRE LA PAZ MUNDIAL, SITAGU 2016

DECLARACIÓN BUDDHISTA SOBRE LA PAZ MUNDIAL, SITAGU 2016 -Myanmar (Burma, Birmania).
Conferencia Buddhista Sobre La Paz Mundial
Sitagu International Buddhist Academy
Sagaing, Myanmar. 22 – 24 de enero de 2016
Nosotros, participantes de cincuenta y un países de los cinco continentes,
incluyendo a representantes del Cristianismo, el Hinduismo, el Islam y el Judaísmo,
hemos participado en la Conferencia Buddhista Mundial de Paz en la Sitagu
International Buddhist Academy, en Sagaing, Myanmar, del 22 al 24 de enero de
2016. La apertura de la sesión inaugural de la conferencia corrió a cargo del
Presidente del Consejo Nacional Sanghamahayanaka de Myanmar, Muy Venerable
Profesor Kumarabhivamsa y el Vice Sangharaja y Consejero de la Sitagu
International Academy, Sitagu Sayadaw Dr. Ashin Nyanissara.
Su Excelencia U Thein Sein, Presidente de la República de la Unión de
Myanmar, se dirigió posteriormente a la audiencia. En su Discurso de Bienvenida,
el Presidente remarcó que, en una época de globalización, personas de distintas
razas, culturas y religiones viven y trabajan juntos más estrechamente que en
cualquier otro momento de la historia, y que las sociedades multirraciales y
multiculturales se han convertido en un fenómeno global. Junto con este
desarrollo, han surgido perspectivas y prejuicios no deseables en base al color de
la gente, creencias y culturas. Una de las consecuencias de ello son las palabras y
acciones de odio, el conflicto racial y religioso, y lo peor de todo, el extremismo y el
terrorismo. El Presidente invocó los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica,
originalmente concebidos en China, India y Myanmar, en referencia a la enseñanza
del Buddha de los Cuatro Estados Sublimes. Afirmó que, sin duda, estos principios
podrían liberar a los seres humanos de la servidumbre del dolor y la agonía, y
resultar en naciones pacíficas y prósperas en las cuales podrían vivir las personas
en paz y felicidad verdaderas.
Por lo tanto, esta conferencia es una celebración de paz y reconciliación
nacional, así como un acontecimiento de relevancia internacional.
Durante los tres días de Conferencia de Paz, en solidaridad con los esfuerzos
en favor de la paz iniciados en la Cumbre de Paz Mundial del Milenio de 2000
también consagrados en el Preámbulo de la Constitución de la UNESCO, y
asumidos posteriormente en las celebraciones de este año en Bangkok del Día del
Vesak de las Naciones Unidas de acuerdo a la Estrategia de Paz de Cuatro Puntos
subrayada en el discurso del Muy Venerable Profesor Dr. Phra Bahmapundit,
Rector de la Universidad Mahachulalongkornrajavidyalaya de Tailandia y
Presidente del Consejo Internacional del Día del Vesak:
Todos compartimos la opinión del Ayatollah Profesor Sayed Abdul Hassan
Navab, Canciller de la Universidad de Religiones de Irán, de que las religiones
poseen la capacidad y posibilidad de movilizar a las gentes para el establecimiento
de la paz y la racionalidad. Así pues, la necesidad del diálogo inter-religioso para la
consecución de la paz es considerado de urgencia.
Hemos explorado el tema de “la Paz y la Sabiduría” con cincuenta y cuatro
artículos académicos además de discursos y mensajes de diplomáticos, dignatarios
y líderes religiosos.
El Diagnóstico
Según las enseñanzas buddhistas, las causas originarias del sufrimiento y el
conflicto son el deseo, el miedo, la codicia, la aversión, el odio y la ignorancia.
Podemos encontrar algunos de estos elementos en todos los conflictos, sean
internacionales, nacionales, interreligiosos, sociales o personales. Con frecuencia,
vemos estas causas en los demás, pero es más exigente y retador reconocerlos en
nuestros propios actos y pensamientos.
Las aplicaciones éticas de las enseñanzas del Buddha sobre la
interdependencia suponen que no existen actos sin consecuencias tanto para
nosotros como para los demás. Cualquiera que sea el resultado de un conflicto
violento, el resultado es fundamentalmente perjudicial tanto para el vencedor
como para la víctima.
La paz interior como requisito previo para la paz externa es un principio
central de las enseñanzas buddhistas. La disciplina mental, la reflexión autocrítica
y el cultivo de la empatía, la compasión y el amor benevolente son cruciales para
lograr la paz y la justicia social.
Los Síntomas
Los participantes acuerdan que en nuestro mundo actual las fuentes
primarias de sufrimiento que se manifiestan como violencia y guerra son:
• El terrorismo basado en la intolerancia religiosa y el nacionalismo;
• La emigración descontrolada de personas desplazadas por la violencia
desatada entre comunidades étnicas, en conflictos civiles y entre naciones;
• La creciente brecha entre ricos y pobres dentro y entre naciones y regiones;
• La devastación del medio ambiente y la presión sobre los recursos
naturales;
• La opresión de mujeres y niños y
• El crimen organizado en torno al tráfico de armas, drogas, así como de seres
humano.
Soluciones para la Paz
Como conclusión de nuestras reuniones y deliberaciones, hemos acordado por
unanimidad lo siguiente:
1. Myanmar está experimentado un rápido progreso hacia la paz en todo el país.
Apoyamos el actual proceso de paz y reconocemos el papel crucial que Myanmar
podría desempeñar actuando como modelo para otras naciones en su esfuerzo de
reconciliar diversidad con unidad. Para lograr la paz en Myanmar, así como en
otras áreas en conflicto como Colombia, Sri Lanka, México, Venezuela y Oriente
Medio, Sudáfrica y otras partes de África, apelamos con firmeza a todas la partes
implicadas a cultivar una coexistencia pacífica, y mirar más allá del propio interés
hacia el bien común.
2. La paz no es una condición final, sino un proceso continuo; así pues, proteger la
vida y la dignidad siempre será una labor en curso. Por lo tanto, nunca deberíamos
dejar de llevar a cabo acciones positivas para conseguir una sociedad justa y
pacífica.
3. En línea con las enseñanzas del Buddha, condenamos con firmeza cualquier uso
de la fuerza para resolver los conflictos, y asumimos trabajar a favor del fin de las
hostilidades civiles, regionales y nacionales, los actos de terror y guerra en
Myanmar y cualquier otra parte del mundo. La violencia no puede superarse con la
violencia. Una paz justa y sostenible sólo puede alcanzarse por medios pacíficos.
4. Rechazamos enérgicamente todas las formas de extremismo y apoyamos el
camino medio y moderado hacia la paz. Nos comprometemos con las palabras y los
actos no violentos, estrictamente de acuerdo con las enseñanzas del Buddha, y
reconocemos los valores pacíficos implícitos en todas las tradiciones religiosas.
5. Es una preocupación fundamental el hecho de que, en el mundo de hoy, la
religión se use con demasiada frecuencia para justificar el terrorismo, la opresión y
todas las formas de violencia. Es de nuestra responsabilidad denunciar
públicamente y en todo momento el uso inapropiado de la religión.
6. Aunque reconocemos la importancia y valor del diálogo consciente y compasivo,
reconocemos lo imperativo de la acción social arraigada en las enseñanzas
buddhistas, pero haciéndolo extensivo a todas las personas de cualquier fe o
ninguna de ellas.
7. El privilegio de cualquier cultura, religión, comunidad étnica o social sobre otras
sólo puede fomentar el odio, el miedo y la desconfianza. Por lo tanto, resolvemos
expandir las enseñanzas buddhistas de tolerancia y paz, animar a una comprensión
más profunda y constructiva de las demás religiones, y cultivar la empatía y la
compasión como hojas de ruta hacia la paz.
8. Reivindicamos que todos los seres humanos deberían ser libres de mantener las
creencias y prácticas de sus respectivas religiones, siempre y cuando no causen
ofensa alguna, o difamen y falten al respeto a las demás fes y objetos religiosos
tales como estatuas del Buddha y Jesucristo.
9. Reconocer que los líderes religiosos y monásticos tienen la responsabilidad ética
y espiritual de enseñar la tolerancia y la coexistencia pacífica dentro y entre todas
los grupos étnicos y religiosos, tanto en Myanmar como en todo el mundo.
10. Aunque entendemos que el Buddhismo está basado en enseñanzas
atemporales y tradiciones, creemos que es de vital importancia que los enfoques
buddhistas para afrontar los conflictos sigan siendo receptivos y relevantes ante
los retos del mundo moderno.
11. Reconocemos que las mujeres y los niños están afectados negativa y muy
desproporcionadamente por los conflictos violentos y, por lo tanto, nos
comprometemos a fortalecer a mujeres y jóvenes, y a alimentar los roles
específicos que pueden desempeñar en la construcción de una paz justa y
duradera.
12. Creemos con firmeza que los valores y acciones que cultivan la paz deberían
constituir una dimensión explícita de toda educación, formal, no formal y religiosa.
13. Los medios de comunicación social y de masas pueden jugar un papel crucial
en la expansión del lenguaje del odio y la rumorología falsa que, a menudo,
conducen a la división y a la violencia, y, por ello, llamamos a maestros, miembros
del orden monástico y religioso y líderes sociales a estimular un análisis crítico
basado en la información de las declaraciones negativas y maliciosas.
14. No puede haber una paz global sin una respuesta firme y positiva ante los retos
que presenta el cambio climático y la degradación del medio ambiente.
Resolvemos llevar a cabo todos los esfuerzos, por pequeños que sean, para reducir
nuestro impacto sobre el medio ambiente y salvaguardar el planeta para futuras
generaciones.
Acordado el veinticuatro de enero del año dos mil dieciséis de la Era Común y en
dos mil quinientos cincuenta y nueve de la Era Buddhista.